QUÉ OPINAN LOS EXPERTOSCrítica

Laureano Álvarez


De varias muestras de pintura y escultura.

Se multiplican las muestras de arte. Y, a nuestra escala, puede apreciarse cuanta distinta tendencia se cultiva, ajustando a ellas personales conceptos por los cuales encauzar el impulso creador o la necesidad expresiva.

Objetividad de Mary Carmen Calviño.

En la sala de la Dirección Provincial de Cultura expone veintiocho obras, paisajes y figura, Mary Carmen Calviño, quien ofrece su quehacer artístico y el acto de la muestra a doña Emilia Pardo Bazán tan vinculada al mundo del arte, muy especialmente a la pintura.

Mary Carmen Calviño muestra un singular entusiasmo y entrega a la pintura, «reproduciendo la naturaleza en su realidad objetiva» como dice el catedrático y doctor en Filosofía y Letras, Antonio Masdías Quintela.

Sin duda, la pintora satisface un impulso íntimo, quizá una sed interior, recreando el paisaje de su entorno, posiblemente algunos con recuerdos íntimos, viejas costumbres u oficios que permanecen cómo índices de una cultura que va perdiendo vigencia con las últimas rederas o el cestero, paciente trabajador de correosos y flexibles mimbres.

Muestra Mary Carmen Calviño una gran sensibilidad, traicionada, a veces, por la técnica que, aparentemente, pretende retener su capacidad expresiva para decirnos el secreto replegado más allá del color transmutado en flores, palomas o el rincón urbano con acacias, ese eje blanco-rojo cuyo místico hace referencia al alma y la inmortalidad, desde el romántico.

No resulta fácil enmarcar esta obra en «ismos» figurativos, posiblemente por la objetividad de visión que le impone un naturalismo como aquel defendido por doña Emilia Pardo Bazán para fondo del realismo español.

Grata y amable exposición que dejará huella de la artística labor pictórica de Mary Carmen Calviño.

Mª del Rosario Catells Vila

Nada tan grato a mi corazón, como poder presentar la obra de la conocida pintora coruñesa María del Carmen Calviño.

Dotada de exquisita personalidad pinta cuadros idealmente bellos, montañas agrestes, cumbres envueltas en suaves brumas, contrastes de luz y color que admiten las licencias del ensueño, la imaginación y la fantasía.

El arte es el primer mensaje del hombre a la colectividad y uno de los auténticos valores del espíritu, ya que la pintura posee vida propia que emana del alma del pintor.

En toda la obra de Mary Carmen Calviño se observa una evolución lenta, pasando del realismo inicial, basado en depurada técnica del dibujo, al impresionismo con fuertes contrastes de sombra y color, que es la consecuencia lógica de la luz, ofreciendo al espectador un conjunto armónico de singular belleza.

Resulta difícil comprender el mundo exterior, las vivencias arrastran y dan paso a un sentimiento de ternura. Con razón dijo Amiel: «El paisaje es un estado del alma».

Las creaciones que admiramos son irreales, los paisajes no pueden ser habitados por el hombre. Primeros planos con árboles frondosos, rocas volcánicas, ríos de estancadas aguas y picos agrestes que sobrepasan el nivel de las nubes, en el ansia de acercarse a Dios… Evocan la obra suprema del Creador, sometiendo el caos geológico al orden del Universo.

Mary Carmen se complace en pintar temas variados: flores exóticas de intenso colorido, naturalezas muertas, frutos frescos que sienten la añoranza de la madre tierra, mariñas de espumosas y encrespadas aguas… La inspiración no se busca, brota como el sueño sometido a la inteligencia.

En todos sus cuadros hay continuidad y armonía que busca a la belleza lo mismo que el volumen a la forma… Son ventanas que abren al mundo exterior en que vivimos… un legado espiritual para todos los que amamos la belleza y el arte.

Manuel Cousillas Rodríguez


En busca de la naturaleza quebrada.

Es frecuente la utilización del contraste, aunque armónico, de luz y sombras en la obra pictórica de Mary Carmen Calviño que como una voz interpuesta entre ambas la pintura comunica su personal interioridad, recordándonos esa aspirada paz horaciana.

En sus cuadros más que bodegones y paisajes desfilan ante nuestra mirada estados anímicos, encarnados en recuerdos, y que se transforman en creación artística. Porque su arte se nutre al mismo tiempo de un presente observado: luz y entorno, y de un pasado: vivencias. A la par que armoniza bien lo subliminado con la naturaleza, adquiriendo cada uno de sus cuadros, dentro de su habitual estilo, entidad y perfil propios.

A través de los óleos de Mary Carmen Calviño se percibe una cierta intencionalidad nostálgica de revivir la Galicia campesina y del litoral, especialmente en su época otoñal, que se refleja en un colorido intenso, vivo y dinámico , proyectando nostálgica realidad gallega.

Una naturaleza de tenue y delicada luz que envuelve e ilumina el entorno, pero de rasgos distinguidos diluidos en sombras que nos ocultan los detalles y, aunque confusos, sin embargo nos muestran los perfiles del paisaje. Un paisaje añorado, quebrado y recreado, dándole forma emocional y envuelto en un agradable aliento poético.

Ciertamente, sus marinas dinámicas pero también expresivas, constituyen un armonioso concierto cromático. Cromatismo que va desde los matices del bermellón o del ocre oro hasta el verde esmeralda o el gris. Lienzos vivientes que parecen personajes engalanados con el rojo de los sentimientos, el dorado de las ilusiones, el verde de la esperanza o el gris plomizo de la firmeza del mar de Eduardo Pondal.

Este mar, lleno de contrastes y paradojas, es un perfecto escenario de momentos determinantes en busca del quebrado mar interior de los sentimientos del paraíso perdido, a la vez que convierte sus marinas en un prolífero manual etnológico.

Sinfonía de colores aparentemente opuestos, dotada de un entrañable encanto, que al mismo tiempo pugnan, se amalgaman y atraen, produciendo esta alianza de elementos rivales una imagen de vitalidad, ensueño e inmensidad. Donde la figura humana no aparece, pero se intuye que desde la lontananza observa el paisaje, especialmente las quebradas aguas saladas como un camino abierto e interminable hacia cualquier punto soñado del océano, sintiéndose navegante afortunado.

Mary Carmen Calviño pinta sus marinas hacia el crepúsculo, donde lo real, un sin fin de recuerdos rescatados y lo onírico se fusionan, otorgándole grandeza a lo nimio o sensibilidad a lo sublime. Cuando oteamos, igual que los acantilados, esa gama de colores y sumergimos nuestra mirada en sus profundas aguas -quizás pobladas de mitos y leyendas- y sombras, asimismo nos ofrecen visiones oníricas o nos inducen a saborear recuerdos; tal vez porque así sean realidad estos oleos.

Mª José Escurís Reboredo


Lirismo en la obra de Mary Carmen Calviño.

No quisiera invadir, la intimidad y concepción artística por considerar que el arte es una concepción del entendimiento ese «yo» personal patrimonio privativo de todo creador.

Hablar de la pintura de Carmen Calviño, es arriesgarse a rozar la imagen de la conciencia de juicios emitidos por otras personas. Desde la óptica de mi propia observación, subjetiva, no puedo sustraerme a la consideración de mi juicio (no crítico). Receptor de la belleza que nace de reciprocidad de sensaciones; transmisión y recepción; simbiosis sensitiva entre el artista y su público. La contemplación de esta rica y variada muestra, eleva al observador a las regiones del romanticismo, para situarla en la poética «Ciudad del Paraíso» evocada por el poeta Vicente Aleixandre, por la belleza y el culto a la naturaleza que justifica toda manifestación expresiva.

Carmen Calviño es pintora realista, creativa e imaginativa y romántica, porque encuentra la composición y el ritmo en una sensación agradable en el juego de colores, mezclado con la materia naturaleza vivificada a veces con objetos, figuras o agua solamente, resultando en conjunto una composición armónica, agradable, concluyendo en paisaje, bodegón o marina. En ella se ofrece la consecución del polifacetismo magistralmente resuelto.

En Calviño concurre el binomio artista y humanidad expresado en un arranque de amor hacia el arte que profesa, a través de sus palabras: «Pretendo esforzarme al máximo de mis posibilidades, rindiendo con un canto de amor y dedicación a ese grafismo o modo de comunicarme con el pincel, ofreciendo al público lo que humana y artísticamente pueda conseguir, que es en definitiva la mayor satisfacción, al mismo tiempo que con esto me siento realmente pintora.»

Dimensiones y esencias de su poligrafismo con la predominante del realismo, estilo de su predilección, que aglutina el concepto «Arte» coronado con el realismo creativo, paisaje bello romántico, autóctona marina, naturaleza muerta, composición colorista armónica, contemplativa para deleite del espectador y del artista; Mary Carmen Calviño figura ya por méritos propios en esta pléyade de privilegiados pintores gallegos que ene esta exposición ratifica su evolución y cuanto se pueda decir, hasta ahora de su arte.

José Ramón Fidalgo


Saindo a rua.

Mary Carmen Calviño, coruñesa de feito e lalinesa de nacemento, pintora xa de xoven, arte pola cual sinte inquedanza. Trasladase ca sua nai a vivir na Coruña recibindo enton clases e escomenza a practicar a sua arte con mais intensidade. No ano oitenta empeza a levar a sua obra as galerias de arte e aos pobos, na actualidade comparte a sua laboura artística ca de ama de casa ademais de impartir clases de arte en Vidrio-Arte da Coruña.

Hoxe en día esta exponiendo ate o vindeiro cinco de xaneiro na sala que para iste fin ten a casa da Xuventude de Carballo e Das vintecatro obras expostas a que mais me chama a atención e a imaxen e semellanza das fiandeiras de Bergantiños, pintada polo gran maestre de arte Sotomayor (recentmente recordado pola revista «A Regueifa» da A.C. Lumieira de Carballo), as que pintaba na sua casa do lugar de Sergude alá en Xornes (Ponteceso) nas vacacions estibáis. Tamén destacaría os seus recantos da nosa bisbarra. O río Anllóns ao seu paso polo xuncal pequeño onde en tempos pasados Sarmiento nos seus viaxes a Galicia, a casa dos Pondales; as barquiñas de ribeira Cabana, pintura que reflexa isas barquiñas que estan de cotio no mismo sitio, calmosas e sin mece-las as olas, e ainda toca outros temas e fai-se e fai-nos lembrar os mais belos ricons da nosa Galicia. Pinta cabazos, pontes e detalles do povo de Arnuiz en Ourense, as furnas de Mera, o mar bravío da costa coruñesa e a calma da ribeira muradana; a grandeza de Caaveiro que fai-nos recordar que os mosteiros estaban feitos en lugares onde o entorno invita a meditación, e pra rematar a aldea, pintura que me comentaba era sua primeira experiencia no tema, pintar con polvo de mármol, pra darlle unha tonalidade mmais viva e real as casas da aldea deste lienzo.

Mary Carmen Calviño e unha pintora que fai-se día a día, que traballa e disfruta ca sua arte e isto o demostra o feito de que a sua mayor interés é que a senté do povo conexa a sua obra quedando en segundo término o interés cremástico do seu traballo.

Alfonso Gallego Vila


La inmóvil belleza de un lírico realismo.

La consagrada pintora, María del Carmen Calviño, sueña el paisaje, después de un hondo y largo caminar por los dorados atajos de la tierra fragante. Carmen Calviño, es como una diosa celta, amando con mesura, las áureas cumbres, donde los vientos se aquietan en sorprendente milagro de color y frescura.

Nada queda sin analizar, en el geométrico y riguroso silencio de su taller. Hay una magia musical y creativa en el íntimo estudio de evocaciones gloriosas, donde la pintora anatomiza, toda la grandeza y esplendor del paisaje con mano firme de experta cirujana.

Carmen Calviño, es una alquimista o narradora de sueños en hermosos colores, que nos llevan de su inmutable mano, a paraísos de vida, donde el azul es golondrina marina que vuela por la infinita nostalgia de sus analíticos ojos.

Recuerdo el comentario de un admirador de su obra plástica, verdaderamente entusiasmado pro la belleza de sus cielos visibles, más allá de lo incuestionable. Recuerdo la expresión de su rostro y la voz emocionada, poética y culta, hablando profundamente conmovido por la cósmica pureza de una claridad indescriptible, rendida sobre un mar esmeraldino a mitad de la tarde y de la altura.

La océana mar agéntea de la admirada pintora, arropaba la verde y bellísima desnudez del paisajes flotante como un sueño inmenso, sobre la no desconocida llanura del enorme silencio, no desconocido y ya vivido en otro lugar y en otra estancia, en otra permanencia, en otra tarde de mar imperecedero.

En todos los cuadros de Carmen Calviño, hay un mundo vivo, eternamente incorrupto, donde la densa oscuridad invade los recintos espaciosos de los enervantes frutos, donde la palabra tiene gusto a fresa o rosa silvestre, donde todo es todo y es un pasado perturbable, imperecedero.

El alma de esta artista, siempre fiel a sí misma, brota de la tierra, como un diáfano y cristalino manantial, para permanecer en nuestros ojos, como la Carmen Calviño, no siempre es igual. Carmen Calviño no vende por compromisos sociales, ni por su idea política. Carmen Calviño vende por su integridad, por rectitud y cabal quehacer.

Aplaudo a la pintora, con entusiasmo y arrebatado de pasión y fervor, le agradezco profundamente el clásico ondear de su estandarte en la vorágine plateada de los vientos terrestres y marinos.

Desde mi corazón, puente levadizo a la más bella fortaleza del arte, te deseo, os deseo a todos los artistas del mundo, vida, larga vida fructífera, porque la vida es un regalo y una bendición.

En homenaje a Carmen Calviño

Cuando regresamos y no hay vuelta jamás de las cosas vividas,
Quisiera ser amortajado con los blancos encajes de bolillos marinos;

Teresa Arán Trillo


La lírica, se mece

en las aguas serenas,
en las aguas batidas,
en paisajes agrestes
y se funde el poema
del color del crepúsculo,
con las nieblas que flotan
besando altas cimas.
Es tu pintura, el mundo
que mezclas en tu paleta,
aquello que tú miras
con los sueños que creas…

José González Dopeso


Mary Carmen Calviño o el sentimiento y vocación por la pintura.

Mary Carmen Calviño es una artista de singular personalidad y fina sensibilidad para captar las cosas de la naturaleza, dándoles forma y vida. Es todo un ejemplo de superación fortaleza y vocación en el difícil arte de la pintura. En su trabajo hay sentimiento y emoción. Sin duda sintió la llamada que el primer visionario, pues su obra está impregnada de una inmensa espiritualidad. Contemplar sus últimos cuadros es un recreo que colma la sensibilidad del espectador más exigente. Mary Carmen pinta marinas, flores, retratos y figuras, pero sobre todo es una pintora del campo del paisaje, de los valles, colinas y montañas, de los entrañables rincones de la Galicia que recorre respondiendo a su inseparable ansia de crear, para despertar en nosotros los mismos sentimientos y emociones que ella siente.

Camón Aznar escribió que el paisaje es la gran conquista del arte moderno. No hay limitación alguna para las expansiones creacionales. No es sólo una reproducción de un ángulo de visión lo que consta en el cuadro, sino la rectificación del orden de un ángulo de visión lo que consta en el cuadro, sino la rectificación del orden natural por un orden del espíritu del artista. Mary Carmen parece ser fiel a la filosofía del mensaje del maestro, porque sus cuadros, y especialmente sus paisajes, son fiel expresión de una vocación incomparable, que se mueve dentro de un estilo realista y expresionista. Este paisaje que pinta Mary Carmen Calviño es como un diálogo del creador con la criatura y el alma de la artista ofrenda a la divinidad una naturaleza recreada y conmovida con tierna transparencia, esta naturaleza no se oculta, sino que revela el alma de la artista. Toda la obra de nuestra pintora se trata y mima con la misma euforia lírica y la misma elasticidad emocional. Ortega y Gasset sentenció:»No hagáis usos nuevos vosotros los pintores. Hay una estética gobernante: se llama así mismo realismo. Es una estética cómoda. No hay que inventar nada. Ahí están las cosas; aquí está el lienzo, paleta y pinceles. Se trata de hacer pasar las cosas que están ahí al lienzo que está aquí.». Añádese a esto el idealismo, la creación y la espiritualidad y tendremos como resultado el artista auténtico, como auténtica es la pintura de Mary Carmen Calviño, porque pone en ella alma y corazón, por lo que su obra se nos presenta con una gran fuerza espiritual y su trabajo es como un devenir en busca de la perfección. Nuestra artista mantiene un diálogo permanente con el arte, y por ello le da vida a las naturalezas muertas y alma a las cosas vivas. Esta conjunción produce una simbiosis de creación y recreación, de dimensión y color. Esta pintura es penetrante y en ella hay mucho de verdad. Es un canto a la «Galicia adourada» de F. Añón, porque en ella se refleja la sudade, el sentimiento, la Galicia ancestral y la de hoy, la belleza verde de los mil verdes galaicos. Evidentemente, Mary Carmen Calviño es una pintora de cantos y sinfonías verdes y poéticas, como su última obra es una balada de homenaje al arte. Creo hacer justicia al escribir así, porque he podido adivinar, más bien comprobar, que el secreto de esta artista está en que pinta con amor, con ternura, con fe. Y así, Mary Carmen Calviño continuará triunfante por el camino del arte, acercándose al mundo, no con desafío negativista, sino con amor, que conduce a la auténtica creación.

Francisco Martínez Costa


El intimismo de Carmen Calviño.

El mejor medio de descubrir lo más profundo del mundo que está ahí fuera, sometido a la ley universal de la luz, es encomendar la empresa a los artistas, los únicos capaces, de entre la multitud incansablemente seriada, de interpretarlo con libertad, seguro talismán del arte.

Tiene licencia para encontrar en esa realidad los argumentos tranquilizadores que alejan incertidumbres y autentifican lo que nos dicen los sentidos.

Este proceso es especialmente evidente en la pintura de María del Carmen Calviño, impregnada como está de una serenidad que recompensa al observador de todos sus anteriores titubeos.

Puede así quien se aproxima a la pintura de Calviño, desentrañar la auténtica verdad, que no es otra que la artística.

Mary Carmen Calviño, para pintar ha puesto en marcha su capacidad de revelación con lo que se desvanecen los fantasmas y las perplejidades del arte. Se auxilia de la técnica, se ampara en la vocación, nutre su espíritu de la tensión precisa para crear y así resulta una pintura auténtica, amplia en sus registros cromáticos. Ha descubierto el punto en el que se recupera el equilibrio entre lo que obliga la tradición y lo que aporta la inspiración personal. Es el instante preciso en el que el artista convierte el cuadro en crisol de belleza, orden y armonía.

En sus paisajes, marismas y bodegones nos descubre Calviño ese algo de misterio y lirismo del alma gallega, esa energía oculta que emerge silenciosa y a raudales es su obra, parece simple, pero hay que estudiarla con calma, con esa calma que el artista pone en cada cuadro; a través de su luz, de su color podemos sentir ese algo mágico que tienen las cosas bien hechas, concebidas, realizadas sin prisas; como es el calor de la lumbre en tardes de estilo.

Ese es el sistema seguro para atrapar la mirada y anudar la atención de quienes saben vibrar con el arte, confían más ene ese mundo rimado en sus cromáticas esencias que le descubren los artistas. Como Mary Carmen Calviño.

Antonio Masdías Quintela


El sentimiento pictórico de Mary Carmen Calviño.

Coubert decía a sus discípulos que la imaginación en el arte consiste en saber hallar la expresión más completa de una cosa existente, pero nunca en suponer o crear esa misma cosa.

La generación salida de Coubert limitó más estrecha y más «científicamente» el problema pictórico, preciando el supuesto realista y definiéndolo con rigor como un dato óptico. Ese día nacería el impresionismo, suprema encarnación del realismo del siglo XIX, cuya caída precipitará involuntariamente.

A Maria del Carmen Calviño se le puede situar en esa tendencia pictórica llamada impresionismo, aunque es una pintora de amplitud temática con dominio del color que busca la reproducción subjetiva de la objetividad que impresiona a poetas, los cuales le compusieron y le siguen componiendo sus mejores versos.

Mary Carmen Calviño no usa ese color negro manchadizo ni el blanco lechoso sino que toda la gama coloreada que emplea es límpida, con una técnica segura y dinamicidad de las obras expuestas. Cada vez la pintora va teniendo mayor conciencia de su responsabilidad para hacer acto de presencia en nuestra pintura gallega, ya que esta nueva exposición tiene un estilo tal vez superior a las anteriores, presentando una cierta nueva faceta que estoy seguro agradará al público ya pe pone en ella alma y corazón, elaborando sus cuadros como un devenir en busca de la perfección.

Ánxeles Penas

La Coruñesa Mary Carmen Calviño presenta en el Sporting Club Casino una breve muestra de 12 obras que incluye paisajes de montaña, cuando el otoño dora las cumbres y pone rojizas pinceladas sobre los bosques haciendo cantar los hieráticos picos de piedras moradas y las verdosas umbrías.

Mary Carmen Calviño pinta con sensibilidad esa mítica «Cabeza de Manzaneda», con sus abruptas soledades o el «Otoño en San Mamed», mostrándonos un alma contemplativa y animista, como la de todo buen gallego.

Pero Mary Carmen ha volcado la caja de sus pinceles entres obras maestras que son sus bodegones: «Homenaje a Baco», «Frutos de otoño» y «Aroma otoñal»; un exquisito tratamiento de la luz en el que ha jugado a la complementaridad de dorados y violetas, un dibujo más que correcto, una buena composición y, sobre todo, un amoroso empeño donde uvas, limas y hojas de parra parecedn haber sido besados por una aterciopelada y suave claridad y donde el pincel del artista se ha detenido con morosidad y con gozo, más para acariciar que para empastas, nos revelan un alma franciscana que ha aprendido la lección de los clásicos.

M. Rodríguez Maneiro


María del Carmen Calviño, pintora eternamente femenina.

El objetivo más inmediato de María del Carmen Calviño es seguir trabajando, como lo ha hecho hasta ahora, y tener cierta personalidad en el mundo en que se mueve. Adquirir su propio estilo, que cuando se vea un lienzo suyo, se pueda identificar su contenido con ella.

María del Carmen afirma que Galicia es sumamente difícil de pintar, por la fugacidad con que cambia de color, de luz, tanto en lo que a marina se refiere (cielo y mar) como a paisajes. Sin embargo domina la policromía y los matices, como puede observarse en sus cuadros, y sabe manejar los pinceles dentro de esta anarquía climatológica gallega: humedad ambiental, brumas, vientos que cimbrean los arbustos, un sol galaico con palideces en nácar y un satélidte lunar propicio para un largo caminar de la Santa Compaña por «corredoiras» y encrucijadas.

De todo esto abunda en la «viña» de María del Carmen: paisajes paradisíacos, un lago con insólitos naturales, viejos robles, mudos tejados «nevados», que nos llevan a ancestrales poblados del Cebrero, olas con rabioso bramido, que se estrellan contra los milenarios peñascos, que sirvieron de tumba a muchos barcos, tierras con pétreos lindes de añosos minifundios, mares indefinidos sobre horizontes perdidos costas de muerte bañadas por un fiero Atlántico, deslumbrantes verdes en un sol de mediodía, tibios amaneceres, en los campos que con tantas veces contó Rosalía, lúgubres ocasos que nos hace transportara la noche de los tiempos, gaviotas, diminutas partículas en la inmensidad del espacio y bodegones, con el fruto de la vid, con uvas bíblicas como aquellas que los exploradores israelitas ofrecieron a Moisés en su vagar hacia la Tierra Prometida. Pero por encima de todas estas muestras pictóricas quisiera dedicar especial mención a esas flores de fino colorido, fragantes y bellas, tan bien logradas por las que yo quisiera denominar a María del Carmen.

M. Rufi-Gibert


(Curator del Latin American Art Museum)

El realismo metódico de Mary Carmen Calviño.

Mary Carmen Calviño nació en una aldea de la provincia de Pontevedra, pero desde los 18 años que vive en A Coruña, pertenece según cuenta ella a una familia de eneseñantes, su madre era maestra, la única hermana de su madre también y tiene un hermano que es catedrático de Literatura. Mary Carmen tenía una predisposición por el arte desde pequeña, lo sentía dentro de sí y sus mejores notas fueron en el dibujo, hizo estudios de arte y pronto ya empezó a exponer. Desde hace muchos años que pinta ya al mismo tiempo enseña a pintar, sus alumnos son para ella tan importantes como su propia obra, así lo confesaba en 19998 en la entrevista que le hizo Marta Otero para A Coruña.

Mary Carmen Calviño según Pedro Carro y Carro «…Recoge la cultura, las costumbres y las bellezas de Galicia tal como son y las plasma en sus cuadros valiéndose de su extraordinaria perspectiva, excelentes colores y una gran sensibilidad.

Mary Carmen Calviño con su amor a la pintura da a toda su obra un toque muy personal con composiciones agradables, atractivas y sencillas que nos acercan a la realidad más inmediata. Pintura de un realismo metódico, rico en color e inteligente en técnica, sabe como pocos artistas, reflejar la belleza y convertirla en pintura verdadera. Actualmente es una de las artistas que hay que tener muy en cuenta en el panorama del arte gallego actual.

J. Trapadero Pardo


Obras de Mary Carmen Calviño Iglesias en el Banco Gallego.

De nuevo en Lugo, y en la Sala de Arte del Banco Gallego, la artista Mary Carmen Calviño Iglesias, expone una serie de cuadros de temática varia: marinas, bodegones, flores, etc., pero su temática preferente es el paisaje. Puede decirse que en todas sus obras aparecen los elementos que Herbert Real exigía para la obra de arte: ritmo de línea, agrupaciónde formas, espacio, luz y sombras. A lo que la artista une la inspiración y especial modo de captar la Naturaleza, la limpieza en los trazos del pincel y la meticulosa elección de cada tema, además del uso de colores de los que Reynolds tituló «incandescentes», que Carmen empleó en paisajes como en las Montañas con niebla, cuadro en el que las formas cónicas de cumbres montañosas de volumen vario y las tonalidades se combinan para que la neblina suavicen los relieves casi geometrizados.

Otoño en Cambre resume todo el arte pictórico de Mary Carmen Calviño. En el cuadro se valoran los espacios y las formas, en un claro expresionismo de la representación en el centro de un grupo de árboles y bajo él la vegetación y otros elementos, todo tratado con una policromía que valora el tema. Ella sabe, con un breve toque, destacar un relieve. Así en Hortensias, sobre una tonalidad uniforme, pequeños toques claros componen una hoja y su perfil, todo agrupado para dar gran belleza técnica y visual a la obra. Técnica similar a la utilizada en Hortensias 2, sobre tonos azulados y otros colores, que hacen destacar la suave tonalidad de la vasija o florero y su rotundidad.

En Bodegón con naranjas, además de lo real, se une lo expresivo y el color, que, como en un bordado a mano, se detalla en tono distinto el paño del primer término con las curvas ondulantes del cabo que se adentra en el mar, todo «apoyado» en violeta y verde «fonce», aplicados con suavidad y maestría.

La artista que pertenece a la Escuela Coruñesa pictórica, muestra, en cambio, un modo personal y distinto de plasmar el paisaje del que un día utilizaron Llorens, Abelenda y otros maestros de aquella Escuela, Carmen Calviño «vive» la Naturaleza, ya que ante una marina, un bosque, o un grupo de casas no percibe sólo la realidad, sino que siente el lirismo y la belleza que en ellos se encierra, y que en una fusión, a veces impresionista, a veces simbolista, pero siempre con un nuevo realismo, logra darnos una visión especial y atrayente de lo que es un paisaje, unas flores o unas frutas le han sugerido y que logra transmitir al contemplador.

Iván Trias Bustamante

Pintura de M. del Carmen Calviño

El entusiasmo puede personificarse en M. del Carmen Calviño, cuya obra pictórica se expone en la sala de la Asociación de Artistas, con cortinajes instituidos en única voz de la Asociación para reclamar renovación.

M. del Carmen Calviño es una de las pintoras a las cuales puede aplicarse aquella calificación de pintoras de corazón sagrado, utilizada por Wilhem Uhde, a causa de la voluntad artística puesta al servicio del hacer pictórico.

Esa voluntad la conduce a leve evolución, saliendo de una pintura realizada según indecisa tendencia impresionista, que radicalmente no abandona, para centrarse más en la tradición realista, si bien M. del Carmen Calviño no pinta tanto lo que ve, o lo que cree ver, como el impacto acusado por la percepción. Mujer de sensibilidad y sentido colorista, otorga a sus cuadros, en especial a los paisajes, una vivencia o aliento personal.

La exposición de óleos de M. del Carmen Calviño puede considerarse como el triunfo de una voluntad artística puesta al servicio de un gran entusiasmo y amor a la pintura.

J. M. Gil de Bernabé


Presencia de una pintora.

Después de la magnífica impresión – por parte de público y crítica-, antes de las pasadas Navidades, en la sala del Ayuntamiento, Carmen Calviño sigue en su itinerario de presencia y recreación por diversos escenarios pictóricos, como fue el caso propiciado por la Federación de Círculos y Casinos, exposición que diseñó por distintas ciudades o la exhibición de su obra en París y Ferrara, durante el venidero noviembre, invitada por salas de reconocido prestigio en el mundo artístico.

El talento de esta activista cultural (como la definió con razón el Alcalde), a caballo entre tensión guardada, equilibrio contenido y constancia amorosa, a la que añade una técnica cultivada sin demora, capta ámbitos extendidos, con emociones y sentimientos desmedidos, esclareciendo evocaciones, como si resultaran ensueños indescifrables o no por la memoria.

Estamos ante una capacidad innata que la artista plasma con soltura por medio de pinceladas repletas de figuraciones, entre sutiles y profundas, dominando luces, oscuridades y espacios difusos que orientan al espectador para que participe – como en un transporte al otro lado del lienzo-, vagando en olvidados paisajes que alientan en sus cuadros, visiones que se nos hacen cercanas aunque nunca hayamos estado allí, convertidos en bodegones, flores, campos, maquinas y montañas, escenas tenues, sugeridoras, rodando la realidad, percepciones que distingamos en fuentes con higos y uvas, Aromas de otoño, Rumor y espuma, Primaveral, al fondo la bruma de San Mamed o «, lista de pe», al fondo el monte de San Pedro, por ejemplo.

Desde su paleta, aquí emergen volúmenes, líneas y formatos en sus obras, mirillas que se abren al fondo con un método personal, que desvela armonía y misterio, o sea, arte concebido en una tarea inagotable, un modo que Carmen igualmente enseña a sus discípulos.

Sin duda la aproximación a la obra de la pintora lalinense, por parte de mi viejo amigo Trapero Pardo, es ilustrativa cuando escribe el mindoniense: …»Ella vive la naturaleza, ya que ante una marina, un bosque o un grupo de casas no percibe sólo la realidad, sino que siente el lirismo que en ellos encierra…»

Joaquín Mª Gallego

En ese caminar por nuestra geografía, mostrando la obra de diferentes artistas, en esta ocasión, en las espléndidas salas de nuestras sociedades federadas, colgaron sus cuadros cuatro pintores que realmente ya no necesitan pesentación, puesto que son lo suficientemente buenos y conocidos para que sean sus telas quien los presenten.

«Carmen Calviño». Nacida en esa verde, húmeda y romántica Galicia. Es una pintora que plasma sobre el lienzo con una soltura de pincelada de maestro. Unos paisajes en los que ella misma se adentra, cuando los está dando a luz, sus colores son tenues, serenos, dulces como su Galicia nata. Sus bodegones, sus flores se sitúan en el entorno de la realidad, está apartada de todos los istmos. Pinta todo aquello que le impresiona, con un dominio grande de lo que es una parte importante de ese inmenso mundo pictorico. Ha llegado en su obra a esa madurez necesaria para todo artista.

Alberto Sánchez Álvarez-Insua

A la legua se nota cual es su país natal, Galicia. Hay en esta pintora de bodegones y paisajes todo el sabor «da sua terra» , todo ese paisaje suave y húmedo pleno de verdor. Paisajes que huelen a hierba y heno, a la humedad deliciosa del campo. Espigas que abrazan amapola y amapolas qu huyen de las espigas. Pintar la naturaleza no es tarea sencilla, pero sinfrente al cuadro cerramos los ojos y sentimos en todos y cada uno de los cuatro sentidos restantes, la belleza y ese esplendor de la hierba acamada por un suave céfiro, es que estamos en presencia de una gran artista, cuyas «naturalezas muertas» tiene todo el esplendor vital de su tierra gallega.

Fernando Pereda Mezquida

Su pintura reúne sensibilidad y oficio. Es sensitiva y sensible. Si es evidente que la obra de un artista plasma su personalidad…. Ahí está su obra. Color limpio, tonos concisos, buena decisión en la relación de volúmenes. Dibujo firme que permite descubrir que lo hermoso, es lo que cuenta en una bobra de arte.

Antonio Maldo

Hemos podido notar como el panorama internacional de las Bellas Artes en los últimos 50 años ha vivido una crisis medrosa de ideas, de ideales, de fantasía, de genialidad y, sobre todo, de temáticas válidas y de problemáticas urgentes que , por otra parte, han estado muy presentes en la historia contemporánea de la segunda mitad del siglo pasado.

Si consideramos las diferentes seudo vanguaridas que se ahn sucedido en los últimos decenios podremos comprender que éstas no han dejado más que lábiles huellas detrás de sí. En efecto, hemos ya olvidado sus nombre. Desconcierto, desengaño en las obras de los artistas que todavía hoy viven en la oscuridad más completa, sin poder continuar su búsqueda en el campo de las Bellas Artes para poder expresar en su arte sus emociones, sus sensaciones, sus ideales, sus sueños, sus deseos y sus preocupaciones, o bien no han expresado y no expresan la porpia espiritualidad y personalidad.

Profundizando más, podríamos añadir que la crítica tiene parte de culpa al haber calificado y seguir calificando de «emergentes» a personajes carentes de riqueza espiritual, crismoa, personalidad artística o la adecuada preparación Podemos notasr qu estos seudo artistas han gozado habitualmente y siguen gozando de la publicidad de las más importantes casas de edición de nivel internacional. Sin embargo, sobre su obra ha caído el más absoluto silencio.

En mi opinión, esta presentación era necesaria y oportuna para poder poner de relieve la personalidad y la excelente calidad de las obras de la pintora española Mary Carmen Calviño. Dotada de una extremada sensibilidad, con sus ventanas abiertas al mundo circundante ésta participa con viva emoción de las diferentes transformaciones de la Naturaleza al paso de las estaciones. Con gran alegría, narra, cuenta, recuerda y expresa a través de los colores su alegría de vivir y extrsiarse ante el maravilloso e inconfundible espectáculo natural.

Mary Carmen Calviño pinta con remarcable sinceridad sus momentos de alegría, sus instantes de serenidad o sus veladas melancólicas. Ala pintora le interesa todo lo advertido por su alma y , siempre con notable potencia expresiva, ha sabido recibir en su espíritu las percepciones viusales de la realidad extrema y las ha vivificado con su aliento de mujer y artista del tercer milenio, con su perfume denso en sueños y sensaciones. Por eso, resulta evidente que es sincera, genuina, espontánea su necesidad interior de querer comunicar con los otros y poder expresar sus alegrías, sus ansiedades, sus miedos, según la intensidad que se establece entre la pintora y el tema a través de extraordinarios juegos de luces y sombras, crea una página abierta sobre la condición psicológica que anima asu momento creaqtivo y es maravilloso notar y admirar que nuestra pintora usa los pinceles como versos con que escribe la historia en el sentido verdadero de las cosas que logra traducir en estupendas imágenes.

Tema y argumento recurrente en la pintura de Mary CArmen Calviño es el paisaje naturalista como estado del espíritu, reflejo de una representación idealista que se hace poesía y aun llega a narrar con signos y cromatismo la magia de las «naturalezas muertas» con la apoteosis del color y de la luz.

Es necesario, a mi juicio, poner de relieve la riqueza de su paleta al tratar esos encantadores aspectos con los que narra y da color al vivir la vida en simibiosis con valores eternos como la bondad, la humildad, la simplicidad, el respeto de todas las criaturas del universo y de la personalidad ajena. Su «Casa en el Bosque» tiende al arte total entendido como revalorización del orden del signo, las relaciones en la figura y como representación que cierra la per4spectiva y que tiene el esplendor de Naturaleza, o bien el orde en el que ésta parece acoger energías prometidas.

Hay que reconocer que Mary CArmen Calviño traduce, habla, cuenta con el ritmo vital del mundo natural, ys lenguaje, muy móvil, no parece tener fronteras ni barreras. Ha sabido crear un espacio que va del campo visual alos sentimientos, sin intermediarios ni títulos que reproduzcan la imagen conquistada. Sus obras abren escorzos de luz como ventanas que ofrecen al mundo la diversidad de las facetas del alma. Su intención principal es poder comunicar y transmitir la belleza de la memoria que es para ella el alma y la esencia que descubre en los lugares del espíritu y del tiempo.

Es interesante notar como nuestra pintora se apropia de las percepciones visuales al aire libre como asombro y metáfora de los elementos primitivos y del sentimiento en la representación de los aspectos naturales.

Resulta evidente en su operación artística y cultural que Mary Carmen Calviño, antes de exponer ha estudiado con empeño y pasión el arte del pasado, incluido el del siglo XX que ya está detrás de nosotros, y podemos afirmar que ha superado este «hilo de oro» y ha sabido dar a su obra originalidad y frescura. En las atmósferas recreadas parece ocultarse su sensibilidad, una voz, su voz, que sabe hacerse comprender.

Una extraordinaria fuerza de la Naturaleza, una increíble energía creativa que no se agota nunca, como un volcán jamás apagado, activo, la ayudan cuando con diferentes acentos de luminodsidad cromática evoca, propone, sugiere, aconseja, en la alegría más plena o en un momento de delicada melancolía, la singularidad o la belleza de los escorzos naturales que la han encantado, fascinado, y los inmortaliza sobre el lienzo con una feminidad de intentos?? y una participación emotiva que asombra por la ternura lírica que ha distinguido siempre la actitud artística y cultural de Mary Carmen Calviño.

Su credo artístico traspasa toda frontera y toda barrera de la moda y las corrientes actuales y pasadas, y se afirma en virtud de una potencia creativa particularmente fértil y singular en las formas y en los modelos. Sabe recrear sobre un soporte material los innumerables matices psicológicos del mundo interior de una mujer y artista de los albores del tercer milenio con luna notable armonía de signos y colores, etre dulces imágenes que evocan, suscitan y encierran profundos significados.

Para ser sincero, me hubiera gustado citar todas y cada una de las obras de nuestra pintora, mas esto es prácticamente imposible, por lo cual citaré solamente algunas que vienen al caso como son: «FRUTAS EN EL JARDÍN», «CRISANTEMOS», «EL COLOR EN SU PLENITUD», «SIMBIOSIS DE OTOÑO», «REFLEJO LUNAR EN SAN PEDRO», «LAS ILUMINÓ LA TARDE», «OLA EN A ISLA DE PÉ», «SUAVIDAD Y PERFUMES DE OTROÑO», «RUMOR Y ESPUMA», «UVAS Y MANZANAS», «OLAS EN EL SANREY», «Y FRUCTIFICÓ EL VERANO», «ESPUMA EN EL SANREY», «¿QUÉ MÁS SE PUEDE PEDIR?», «VENTISCA EN SAN MAMED», «VIEJOS RECUERDOS CON FRUTAS», «GRANADAS», «GRANDIOSIDAD DE SAN MAMED, AL FONDO CABEZA DE MANZANEDA», «VIEJO RINCÓN CON PLATO DE FRUTAS», «NEBLINAS EN LAS CUMBRE», «INTERIOR CON CESTO DE HIGOS», «RÍDO DE MONTAÑA», «BOSQUE Y LAGO», «LAGO DE MONTAÑA», «PRIMAVERA, AL FONDO LA BRUMA DE SAN MAMED», «CAMINO EN LOS ANCARES», «EL VALLE EN PRIMAVERA», «VERANO EN ALTA MONTAÑA», «VERANO EN LA SIERRA», obras que a mi juicio representan una admirable síntesis de su calidades humanas y sus notables capacidades expresivas.

En sus obras la luminosidade de ambientes y colores adquiere el significado de «confianza» en el hombre y en la vida misma. Si hemos tenido la posibilidad de admirar todo esto en la pintura de Mary Carmen Calvino, lo debemos ciertamente a sus capacidades pictóricas.

Su paleta es abigarrada, luminosa, rica en colores pastosos, vibrantes, resonantes y vivos. L delicadeza y la suavidad de la pincealada nos hace pensar que la pintora roza solamente el lienzo. La atmósfera de sus obras rebosa de riqueza espiritual, de bondad, de nobleza de sentimientos, la misma delicadeza y amabilidad qu usa en las relaciones humanas con sus semejantes.

Los aterciopelados matices y las veladas transparencias dan el valor de la pintura de Mary Carmen Calviño, cuyo gran conocimiento de la escala cromática hace que la amalgama de colores sea simplemente perfectoa. Es de señalar que nuestra pintora ha sabido aplicar de forma precisa las leyes de la perspectiva para determinar las diferente distancias entre los objetos pintados, obteniendo así estupendas profundidades, sobre todo en la representación del infinito azul del cielo o en la inmensa extensión de los verdes campos.

Hemos de reconocer que a lo largo de us amplia y útil experiencia en el camp de las Bellas Artes Mary Carmen Calviño ha ido perfeccionando sus excelentes modelos expresivos, adoptando los símbolos, códigos y signos más acordes a su espiritualidad y a su arte.

El éxito obtenido en el pasado por parte de público y crítica es ampliamente merecido, y estoy seguro de que en el futuro los pareceres serán aún más favorables a esta pintura viva, llena de encanto, agradable, luminosa, rica de originales intuiciones cromáticas, sincera, genuina, espontánea, encantadora, evocadora de los sonidos y ruidos que crean la armonía del universo.

Puedo afirmar sin temor que Mary Carmen Calviño es una de las voces más sensibles y válidas del panorama internacional de las Bellas Artes.

Rodríguez Maneiro


Distinción a Mari Carmen Calviño

María del Carmen Calviño, coruñesa de arriba a abajo, vocal de la Junta de Gobierno de la Asociación de Artistas es una consumada pintora y, a la vez, profesora del Arte de Apeles.

En su casa tiene un estudio al que acude un nutrido grupo de chicos. Están muy contentos con ella porque, indudablemente, María del Carmen Calviño es una mujer encantadora, con sobrado don de gentes.

Sale todo esto a colación porque acaba de ser galardonada por la Academia Internazionale Il Marzocco de Florencia. Así se lo ha comunicado aquel organismo italiano de Arte. fue premiada por su participación con obra suyaen la mencionada Academia de Arte, Cultrua y Ciencia.

La presidenta Fernanda Banchi le envió el Gran Premio Gènova Art 2005, con motivo del bicentenario de Giuseppe Mazzini, apóstol del resurgimiento italiano de pintura.

Placa y en estuche recibió María del Carmen una placa en la que figura su nombre y el diploma correspondiente en el que figura la galardonada coruñesa como «Magnífica por la Cultura Universal».

También acompañaba a la placa y al diploma el boletín de la Academia, profusamente ilustrado con fotografçías de cuadros presentados por los participantes en el concurso. Aparecen los nombres de algo más de un centenar de artistas de toda Europa, entre los que figura María del Carmen Calviño. El trabajo presentado fue un óleo «tributo generoso» de 115×70.

José Luis Méndez Romeu


Mary Carmen Calviño, alcanza su plenitud en bodegones y paisajes.

Una nueva exposición de Mary Carmen Calviño que se suma a una larga serie que a lo largo de más de dos décadas ha familiarizado al público con los temas, la paleta y la sensibilidad de una gran artista coruñesa. Una fecunda trayectoria que hoy se enriquece con una exposición de madurez, que recoge, amplia y proyecta hacia el futuro la obra de una artista que, como todo artista relevante, es, en esencia, fiel a si misma, a su universo cromático, a su singular visión de la realidad. Es su mirada creadora la que transforma esa realidad, discernible por el público, en una expresión distinta, que nos descubre en formas, luces y originalidad cromática, una manera distinta de ver y por tanto de expresar la emoción de una realidad.

Alcanza Mary Carmen Calviño su plenitud en bodegones y paisajes. Los primeros con composiciones ora clásicas, ora innovadoras. El juego de elementos cargados de significación histórica, que han sido tratados a lo largo de la evolución de la pintura y que en si mismos remiten a vivencias culturales muy arraigadas, le permite a nuestra artista ofrecer una mirada nueva. Membrillos y granadas, frutos y hojas de la viña remiten a otras obras tratadas por todos los maestros de la plástica. Así la forma pictórica lleva implícita la visión simbólica: la evolución de las estaciones, la complejidad de frutos que esconden su color, sensualidad y complejidad, aquellos asociados a la feracidad y a la felicidad, tratados ya en la iconografía mitológica.

A veces la sensualidad de esos bodegones está compensada con la cerámica popular, íntegra en su sencillez, desportillada para mostrar la fugacidad del tiempo, o utilizada a modo de cornucopia. La sencillez y autenticidad de la cultura popular unida al fuerte simbolismo de los frutos de la evolución cultural.

Y los paisajes. Irreales a fuer de reales. Bosques, mares, rompientes, valles, ríos y estanques son lo que parecen y a la vez son inéditos. Porque la mirada de nuestra artista ha creado un paisaje que, como hicieron los románticos, es una idealización llena de otras lecturas. Una naturaleza indómita, ucrónica, simplificada y estilizada, que nos transmite la génesis del paisaje y al tiempo nos invita a una visión arcádica. Obras que nos confrontan con una visión de la naturaleza llena de fuerza y con latentes valores ecologistas. La belleza en estado puro y la potencia de la Tierra. Nuestra artista se muestra panteísta y como Thoreau ofrece una comunión con el mar, con las altas cumbres, con la frondosidad, donde nos sentimos atraídos e inmersos en esa visión lúcida y poderosa plásticamente.

Poderosa por su paleta. Colores cálidos, riqueza compositiva, puntillismo, enriquecidos por una luminosidad que muestra el oficio artístico.

Una exposición para contemplar deleitadamente, demorándonos en las sensaciones y en las vivencias que afloran ante obras de plenitud de Mary Carmen Calviño.

Afrodisio Ferrero


Mi Ventana

Lo primero que se me ocurre al contemplar esa imagen, es que aspiras «Ver a lo lejos». He aquí una perspectiva, al estilo orteguiano, para concebir ilusiones, realidades y sueños. En verdad, no si es una pintura de tipo figurativo o abstracto pero sí estoy seguro que es una alegría o símbolo para estimular la imaginación y alimentar y concebir un mejor porvenir. Sus rasgos y perfiles azulados con sombras más o menos iluminadas, imprimen una forma de Serenar el alma, al estilo de Doña Emilia Pardo Bazán en «La madre Naturaleza». Por lo pronto la imagen que proyectas alumbras la capacidad humana para observar, actuar y construir realidades. Según criterios orteguianos. Porque la pretensión de «Ver a lo lejos» nos dice la ciencia prospectiva que es una forma de actuar del pensamiento para iluminarnos mejor porvenir. Recreas una forma de concebir las mejores ilusiones y esperanzas. A mi juicio, tu cuadro «Mi ventana» recrea una forma de concebir las mejores ilusiones y esperanzas; es la espera y la esperanza, a través de una visión simbólica.

Olga Patiño Nogueira


O acantilado

é o refuxio luminoso
onde nas noites estreladas
a alma dos náufragos
viaxa en compaña das estrelas,
dialoga con estas nun canto fondo
sen pedir permiso a ninguén.
Percorren coa música das súas palabras
a pel dos penedos e
cando a melodía das súas verbas
acada a bóveda celeste,
as ondas non baten contra as rochas,
pola contra, aloumíñanas.
A voz do mar non brúa, senón que,
suspira unha canción de berce.
Nese intre,
a alma dos náufragos
abre os ollos sen desalento
e os seus desgastados perfís
amañecen nos espellos,
reflicten unha atmosfera sen ruído,
un silencio azul de sentimentos descubertos.
Esmorecida a néboa das palabras no eco das ondas,
a paisaxe entretécese
cos ventos mareiros,
coas correntes deshabitadas do abixal,
mentres, agroma a liberdade deshinibida:
canto- cósmico da bruma na mañá.
EU sei das rúas que navegan pola luz dos soños,
TI non me coñeces, pero eu sei o teu nome…

Xosé Manuel Cairo


Cando os soños son pintura.

FALAR de Mari Carmen Calviño é falar da dozura, da tenrura, da esperanza, da fortaleza, da confianza na vida, da cordura, da temperaza, da seguridade en sí mesma. Coñezo á persoa e sei da súa sutileza, da súa sensibilidade e da imaxe de confianza que desprende. Mari Carmen Calviño é, indubidablemente, a miña amiga. Eu ben sei que cando se fala dun amigo non se deben facer falsos eloxios ou gabanzas incertas. Por iso, consciente desta regra ética, sei que non vou máis alá do que debe ser cando desta artista falo no xeito no que o fago. Mari Carmen é así, unha muller, unha muller-artista que fala cos pinceis como fala coas verbas, xeralmente xeitadas, comedidas e cargadas de mensaxes que van maís alá do rigoroso sentido semántico.

Coñecín a Mari Carmen hai anos, cando ámbolos dous faciamos ensaios para afianzar os nosos coñecementos de debuxo, procurabamos asegurar a técnica do color e tentabamos adquirir coñecemento dos medios para expresar as nosas inquietudes pictóricas. Éramos veciños de estudio e cabalete.

Por iso agora estoy a falar da súa pintura, circunstancia que para min é un honor, á vez que unha satisfacción, aínda que as miñas expresións se poidan ver empanadas polas moitas outras, de xentes verdadeiramente doutas, que antes ca min o fixeron.

A pintura de Mari Carmen parece sinxela, fácil de comprender, ao alcance de calquera que a ela se aproxime. Máis eu discrepo e atrévome a asegurar que para interpretar esta pintura hai que ir precavido se se quere chegar a asimilala. Houbo quen dixo que a pintura de Miró parecía pintada por un neno… Houbo quen manifestou que a pintura de Picasso podía facela calquera… Houbo quen asegurou que a pintura de Saura non eran máis que trazos dun groso pincel encharcado de pintura negra… Houbo quen expresou que a pintura de Dalí era copiable… ¡Que de barbaridades se dexiron!… Pois ben, aquí estamos diante dunha pintura tamén singular, tanto que, antes de emitir unha opinión, debe un meditala, sopesala, contrastala, se un non quere trabucarse e quedar en evidencia. A pintura de Mari Carmen non pode encadrarse no naturalismo, no surrealismo ou no expresionismo, pero é evidente que ten algo que todos ese ismos. Se non, vede eses bodegóns, esas paisaxes, esas mariñas, esas figuras. Predomina en todos o color que suxire fantasías, o volume que deixa estelas, a luz que vai máis alá de realidade, e, no fondo, alá recollido no cartafol das formas, ese misterio senlleiro que nos quere dicir algo que será individual e que cada quen percibirá no idioma que mellor entenda. Ese don particular de transmitir sensacións extraordinarias é a máis seria propiedade da pintura desta pintora.

Recorramos a súa exposición coma se dunha senda máxica se tratase, pois é maxia o que emana deses lenzos. Miremos detidamente cada un deses cadros, en silencio, sen presa; deixemos que os ollos se zarrapiquen con esas pingas de color e compoñan a figura imaxinada, e de seguro veremos que cada un será impactado dun xeito diferente, tentado ver algo que non está pero que se intúe misturado no color e no debuxo; deixemos en liberdade a imaxinación, que se perda nas imaxes, e seremos testemuñas dun novo renacer nesa realidade que a pintura nos trae e nos está a amosar.

A pintura de Mari Carmen Calviño é poesía da boa. Cada cadro é un poema… ¿ou será que cada cadro é unha estrofa dun único poema do que o ritmo está no latexo da mesma pintura?…

Que cada quen sinta o que pioda, pois no sentir está a supervivencia. Deica logo.

Ricardo Sobrino


Mary Carmen Calviño y su actividad artística.

SON tres los caminos artísticos que la pintora Mary Carmen Calviño recorre en su actividad creativa: El paisaje, los temas marinos y los bodegones. El paisaje, en tanto que montaña, árbol, bosque… trata con cosas concretas, limitadas, finitas. En este sentido nos muestra una pluralidad de elementos finitos.

Los temas marinos presentan siempre un rasgo que los define: el cielo y mar infinitos, sólo limitados por el marco, asunto extrapictórico.

Finalmente, los temas de «bodegón». Tratándose de productos de la naturaleza, vemos que son resultado de una dialéctica entre la Tierra (de donde vienen) y el cielo (la luz hacia donde se dirigen). De modo que los «bodegones» nos remiten indirectamente al paisaje (tierra) y las marinas (cielo).

Esta tríada panteísta, paisaje-marina-bodegón, es sintetizada perfectamente en la pintura de Mary Carmen Calviño. ¿Cómo lo logra? En primer lugar, con una calidad técnica, resultado de una amplia biografía pictórica, y de un indudable talento. Pero además, más bien como fundamento, a partir del concepto de VIVENCIA (Erlebnis), que es la capacidad de interiorizar una experiencia y luego saber expresarla, algo de lo que ya nos hablaban Herder y Th. Lipps, entre otros, y nos sirve como paradigma para entrelazar la persona humana que es Mary Carmen Calviño y su actividad artística. En ella se logra una biografía creativa plena.

Josep Lluis Ponce i Guitart


La impactante obra de Mary Carmen Calviño.

Por Josep Lluis Ponce i Guitart.
En la publicación «Grandes Artistas de Hoy»

Obra impactante, fruto de una larga experiencia y de una profesional de grandes valores internos y externos, donde la técnica supera la realidad y la variedad; puesto que transmite esa facultad de saber, que el Arte, es perfección y conductor de emociones, dentro de un visionado lleno de sensaciones íntimas y humanas, dirigidas a los amantes del Arte, sin ningún tipo de perjuicios intelectuales. Luchas entre la naturaleza y el mundo real que consolida con sueños y decepciones; pero que denotan amor a la vida y a la tierra que la vio nacer. Personalmente, me atrevo a decir, que sus trabajos son de temática alegórica, que incluyen una penetrante objetivación psicológica, puesto que dentro de su realismo, existe una mística del sentido de la interpretación cromática, de aquello que ve y sabe trasladar a unas telas, con definición de maravillosa evolución lírica ,que nos llevan a pensar que es una innegable e infatigable trabajadora de la observación, que mima hasta el más mínimo detalle ,aquello que ofrece en variada matiz, la naturaleza. Olas acompasadas que buscan los escollos de la costa ,con el reto de dar la sensación del espacio abierto a la libertad. Es por esta razón, que en cada uno de sus lienzos hallamos una línea de equilibrio, donde las sombras y los contrastes, dan una auténtica autonomía ,a unos pinceles, que más que trazar, hablan de vivencias recreativas , que están en la memoria de la artista, a modo pigmentación y con tono apasionado. Es por esta razón, que el conjunto de la obra de Mary Carmen, envuelve un equilibrio marcado por el entendimiento de la sensibilidad